Los pueblos blancos de España: Vejer de la Frontera
Arcos de la Frontera (pronunciación en español: [ˈaɾkoz ðe la fɾonˈteɾa]) es una ciudad y municipio de la comarca de la Sierra de Cádiz, provincia de Cádiz, en Andalucía, España. Está situada en las orillas norte, oeste y sur del río Guadalete, que fluye alrededor de tres lados de la ciudad bajo altísimos acantilados verticales, hasta Jerez y la Bahía de Cádiz. La ciudad goza de una hermosa vista en lo alto de una cresta de arenisca, desde la que se puede ver el pico de San Cristóbal y el valle del Guadalete. La ciudad obtuvo su nombre por ser la frontera de la batalla de España con los moros en el siglo XIII[2].
Arcos se convirtió en una taifa árabe independiente en 1011 durante el prolongado colapso del califato omeya de Córdoba. Arcos se asoció con el Jerez de ‘Abdun ibn Muhammad, que gobernó desde c. 1029/1030 hasta 1053. La región fue conquistada por la dinastía almorávide en 1091. De 1145 a 1147, la región de Arcos y Jerez fue brevemente una taifa bajo dependencia de Granada, dirigida por Abu’l-Qasim Ahyal.
Es famosa por sus diez campanas, que tocaron durante toda la guerra con los moros. Varios estandartes moros fueron tomados en la cercana batalla de Zahara y se exponen en una iglesia de Arcos desde 1483[2].
Hermosa Flora de ESPAÑA región de Murcia Природа Испании
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Catedral de San Salvador, Jerez de la Frontera, Andalucía
El antiguo pueblo blanco se agrupa en torno al castillo de los Arcos, en la parte más alta de la cresta. El castillo original se construyó en el siglo XI. Lo que se ve hoy es en gran parte la reconstrucción del siglo XV y sigue siendo de propiedad privada. Un abrupto acantilado desciende hasta el valle y ofrece espléndidas vistas de los naranjos y olivos que cubren las llanuras a ambos lados del Guadalette. Para llegar al castillo y a sus vistas, hay que atravesar primero las sinuosas callejuelas, muchas de ellas con arcos, que conforman la parte morisca de la ciudad. Se aconseja a los conductores que dejen sus coches al pie de la cresta, ya que esas callejuelas estaban destinadas únicamente a las mulas.
Debido a su evidente potencial defensivo, la cresta ha sido ocupada desde el Neolítico. Se cree que los romanos la conocieron como Colonia Arcensis, aunque fueron los moros los que dejaron la antigua ciudad que se ve hoy. La llamaron Medina Ar-kosch.
Medina Ar-kotsch era una importante ciudad fronteriza entre los territorios musulmanes y los cristianos. Finalmente fue capturada por los cristianos en 1250 y pasó a estar bajo el control de Fernando III. Catorce años después, los habitantes musulmanes, a los que se había permitido permanecer, se rebelaron y fueron expulsados por decreto de Alfonso X en 1264. La catedral gótica situada en lo alto de la cresta, la Basílica de Santa María de la Asunción, data de esta época. La catedral tiene diez campanas que, como es sabido, siguieron sonando durante la revuelta de los moriscos. Está construida sobre un templo visigodo que, a su vez, se encuentra debajo de una mezquita del siglo XIII.
Trans Andalucía en BTT
Las propias fotos demuestran claramente que no es un pueblo cualquiera. El ambiente es mágico, como estar en otro mundo. En mi opinión, es el más bonito de todos los famosos Pueblos Blancos. Está a 70 km. de Cádiz y se puede llegar en autobús que te deja en la estación de la parte baja del pueblo. Tiene una población de unos 30.000 habitantes y la principal fuente de ingresos es el turismo. Hay un castillo, la iglesia parroquial de Santa María de la Asunción y el ayuntamiento, pero lo principal es el pueblo. Es una auténtica delicia pasear por sus calles blancas, admirar las plazuelas y entrar en las tiendas de artesanía.
Este es uno de los pueblos más famosos de los Pueblos Blancos. Es obvio que su belleza, su entorno natural y su pura blancura lo han hecho tan famoso. Es el que utilizan en todas las postales, y el que utilizan para representar a los Pueblos Blancos en su conjunto. Y la verdad es que tienen razón. El pueblo es impresionante y se mire por donde se mire. Sólo para llevar la contraria, hicimos fotos desde el otro lado del pueblo que el más postalizado. Y, estés donde estés, sigue siendo el mismo Arcos de la Frontera bonito de siempre.